Bailemos la música, no basta con escucharla.
Hace unos días, en una cafetería que tiene lo que ahora se llaman mesas corridas o largas mesas que los clientes comparten, tomando un café a media tarde, me resultó inevitable escuchar la conversación que mantenía una joven pareja, en relación con lo que significaba para ellos bailar. Hablaban sobre la capacidad de sentir la musica en toda su intensidad, capacidad que solamente te proporciona el baile. Ellos eran bailarines.
Y bailaban la música. El tenía un pronunciado acento argentino y fue suficiente para entender la pasión con la que hablaba. Ella era una joven rubia de ojos claros, que hablaba bajito y sonreía siempre. No sé si eran pareja de baile habitual pero se notaba en ellos una total sintonía en su manera de entender la música a través del baile.
Esa conversación me hizo pensar. Hasta ese momento, si alguien me hubiera preguntado si la música se puede sentir solo escuchándola, seguramente mi respuesta hubiera sí. Pero, sinceramente, creo que no es comparable al hecho de ir moviéndote a su compás, con los ojos cerrados, y solo sintiendo su fuerza, energía, calma, melancolía, alegría o tristeza.
Me gusta bailar desde que recuerdo, y por eso desde hace tiempo acudo a clases de baile. Comencé las clases cuando conocí a mi marido; él ya llevaba tiempo bailando (he de decir que baila bastante bien) y a mí me encantó la idea cuando él me lo propuso.
En las primeras clases cuando me explicaban los pasos básicos de las disciplinas, curiosamente yo los conocía aunque no sabía muy bien cómo las había aprendido. Supongo que, simplemente bailando, dejándome llevar por la música, pero me permitieron seguir perfectamente el compás.
Es estupendo simplemente bailar pero, si realmente quieres experimentar cómo es más allá de tu libertad de movimiento individual, a través de las clases vives otras experiencias que te hacen entender el baile o más bien lo que significa y también los distintos tipos de música y las emociones que te transmiten cada una de ellas. Aprendes a sentir cada nota y aplicarla a cada paso, a cada movimiento, a cada giro, ya sea en solitario o en pareja. Y os puedo asegurar que, además de ser genial es adictivo.
En mi opinión, también aporta otros ingredientes como la disciplina, el sentido de la estética, el trabajo en equipo, la capacidad de reacción, y el esfuerzo necesario para mejorar nuestra técnica y nuestra expresividad.
También os diré que es la única ocasión en la que sentir la cercanía con nuestra pareja no nos produce incomodidad, aunque no la conozcamos de nada, porque estás concentrado en la música y en la ejecución.
Hablando de la ejecución, a veces pensamos que conocer la técnica es lo más importante, pero yo creo que es mejor bailar sintiendo. Solo podemos transmitir aquello que sentimos; no importa que nos equivoquemos al ejecutar un paso si con un movimiento de manos somos capaces de hacer llegar a los demás las emociones que transmite la música.
Si a todo esto añadimos la posibilidad que ofrece de conocer gente estupenda con la que compartir momentos muy agradables, que puede ser un bálsamo para aquellas personas que en muchos momentos tienen a la soledad por compañera ¿qué más se puede pedir?.
Hace unas semanas publiqué un post sobre la risoterapia, como una estrategia o técnica psicoterapéutica tendiente a producir beneficios mentales y emocionales por medio de la risa.
No sé si es adecuado decir que bailar es una terapia, seguramente no, porque no cura enfermedades, tal como las entendemos; pero sí puedo decir que el hecho de poder fluir bailando la música proporciona sensaciones de libertad, ligereza, alegría y te ayuda a mantener una actitud más positiva para afrontar el día a día.
¿Te gusta bailar? ¿Lo haces habitualmente? ¡Cuéntanos qué efectos provoca en tí bailar la música¡
Tienes razón Teresa, estoy de acuerdo contigo en tu exposición.
Yo cuando oigo música no puedo evitar el moverme y sentir una agradable sensación y necesidad de bailar igual lo hago con mi marido q si esta algún nieto cerca, con ellos y si estoy en una sala de Baile no me importa salir sin nadie más en la pista, x q no pienso q me están mirando s sino en la agradable sensación de moverme al compás de la música
Muchas gracias por tu comentario M.José¡
Por mi parte me gusta bastante la música (además una amplia variedad de generos) pero sin embargo soy completamente negado para el baile (igual que para el canto). Me muevo como un oso
¿Y cómo «sientes» más la música con la escucha o moviéndote libremente aunque no sea al compás??